Diez días han pasado desde que dieron la noticia del nacimiento del nuevo héroe; para muchos, eso era motivo de gozo, pero no lo era para Stella, una pequeña lich que vivía a las afueras del reino costero de Beliora y aunque muchos la llaman monstruo, bruja o incluso pervertida de muñecos, ella solo los considera apodos llenos de cariño por parte de los lugareños.
Ella también es muy conocida por atrapar almas que han logrado pasar al otro lado del valle de la vida y eso sería imposible de hacer para cualquiera que no sea ella.
A fin de cuentas, solo es posible atraer el alma segundos después de la muerte de la persona y nadie ha podido descubrir las técnicas que usa la pequeña lich para lograr atraer las almas después de horas o incluso años de la muerte de la persona, es sencillamente una hazaña divina.
Después de todo, ella es muy conocedora de las magias malditas de la antigüedad, por lo que si se lo propone, ella podría atraer un alma que incluso haya reencarnado.
Suena como algo impresionante, pero para ella, eso es muy aburrido de hacer; para ella, un alma reencarnada ya no tiene recuerdos de su vida pasada y si los tiene, claramente quiere decir que le robo el cuerpo a alguien más.
Es algo que ella detesta, pero no lo suficiente como para abandonar su pequeña cabaña dentro del bosque.
A ella realmente no le importa lo que le suceda al mundo de los humanos, mientras no haya nada que la moleste demasiado, ella pasará sus días haciendo muñecas de aserrín para sus nuevos amigos, las almas.
No hay nada más importante que eso...
"La, La, La~la~"
"La, La~laa, la, la~"
«Yo recuerdo haberme quedado dormido en mi casa, pero ahora estoy aquí, en un lugar que parece ser una pequeña cabaña.
«Realmente no hay nada que me sea conocido ya que nunca salí de Igenea y es extraño escuchar esa dulce voz de niña cantando mientras cose muchos muñecos de aserrín»
«Tampoco me puedo mover, solo puedo verla a ella; se lo que es, una bruja...
No sé si me secuestró, no sé si mi madre este bien, pero yo debo salir de este lugar, yo debo moverme ahora, debo regresar»
Para Mathews, el hecho de no estar con su madre le causaba terror; no se trata de que no pueda estar lejos de ella, pero en estos momentos no puede dejar de pensar que algo malo le pasó y por eso fue secuestrado por la bruja.
Puede parecer simple paranoia para los demás, pero no olvidemos que él se encuentra rodeado de muñecas de aserrín, una bruja y muchos frascos con contenidos extraños.
Después de todo, un niño que casi nunca ha salido de su casa es propenso a llorar si le ocurre algo similar, pero para Mathews solo había una cosa más importante que su vida, su madre.
Su plan era salir corriendo cuando pueda moverse, era arriesgado pero valía la pena intentarlo.
En su mente él creía que había sufrido algún tipo de parálisis y por eso no podía mover un solo dedo, todo era culpa de la bruja por lo que no le importaba golpearla para escapar pero pronto dudo en hacerlo.
Él esperó y esperó hasta poder moverse y aunque se sentía extraño, pensó que era culpa de la parálisis por lo que dejo de preocuparse por ello.
Al principio quería golpear a la bruja para huir, pero un niño normal nunca podría ganarle a alguien que usa magia; el solo dejo que el tiempo pasará, después de todo, las brujas también duermen.
Dicho y hecho, la pequeña bruja se acostó en su pequeña cama de paja y pronto se durmió.
En ese momento, Mathews aprovechó el momento para escapar, pero los muñecos de aserrín empezaron a moverse y bloquearon su camino hacía la salida, trataron de hablarle para que deje de intentar huir, pero para él, esos muñecos no tenían vida por lo que los golpeó para abrirse paso y salir de la cabaña.
La pelea fue intensa aunque esos muñecos no eran tan fuertes, hacían ruidos que causaban temor en Mathews.
La pelea causaba ruidos fuertes y la bruja podría despertarse, él sabía que el tiempo se acababa, pero pudo llegar frente a la puerta...
Ya faltaba poco para escapar y después de forcejear la manija de la puerta, logró salir, pero Mathews no se quedó allí para celebrar, él empezó a correr tan lejos como pudo, entró al bosque y siguió corriendo...
¿A quién le importaban los monstruos cuando existían cosas peores?
Mathews corrió durante horas hasta que el cielo se volvió claro, eso también le sorprendió.
Él era débil y claramente era imposible correr durante horas sin cansarse.
Él se asustó por que pensó que la bruja le había hecho algo, pero ya estaba lejos de ella y ahora solo tenía que volver con su querida madre.
Todo parecía perfecto, él escapo de la temible bruja y se volvió fuerte; él ahora podría pagarle a su madre todo lo que le debía, él la haría feliz.
Estaba motivado, pero esa motivación se convirtió en angustia cuando vio su mano, era la mano de un muñeco de aserrín.
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